domingo, 12 de enero de 2014

Quizá el problema sea que no sabemos cicatrizar bien. A cada herida guardada se nos suman las nuevas, y con el paso del tiempo no hacemos otra cosa que ir acumulando dolor...Dicen que el tiempo lo cura todo, pero lo cierto es que lo único que consigue es generar olvido, lo cual alivia, pero no sana.


Mentiría si dijera que ya no me duele. Mentiría si dijera que alguna vez he superado algo por mí misma, quizá soy demasiado débil, o quizá nunca he encontrado un motivo suficientemente bueno como para proponerme estar bien, y seguramente sea por eso por lo que casi siempre encuentro algún motivo para estar triste. 
No lo sé...a menudo recurrimos al autoengaño simplemente para convencernos de que no es para tanto, el tiempo enterrará los temores, las dudas, los engaños y todas ésas pérdidas que nos han hecho sufrir y nos matan la confianza, pero no es así....no es así. Hay que sacar fuerzas de donde sea....aunque no te quede nada ni nadie, aunque hayas perdido tu punto de apoyo una vez tras otra...


Quedan demasiados golpes por recibir como para hundirnos tan pronto.



sábado, 7 de diciembre de 2013


"No me lo quiere decir, pero me he dado cuenta de que llora a escondidas, le he visto los ojos rojos, y me sabe muy mal. Sé que lo necesita y a penas consigo que lo haga estando conmigo, cuando pueda abrazarle..."

Me parece maravilloso que te sientas así, que tengas esta percepción hacia los sentimientos ajenos, pero resulta catastrófico que me lo cuentes cuando nunca se trata de los míos.
Te diriges a mí como si de un robot me tratara, como si nada tuviese un impacto sobre mí, y en eso te equivocas rotundamente.
Si lloro a escondidas de ti es precisamente porque no quiero que lo sepas, pero a menudo resulta debastador el modo tan gratuito que tienen el resto de los humanos para quejarse de nimiedades mientras tú sufres en silencio por motivos que hubiesen llevado a otros a depresión profunda, y a nadie le importa un jodido carajo lo que te pase en la vida. Pero las cosas son así, y aunque en los cuentos lo pinten como que una persona humilde puede contra cien hipócritas, eso es mentira. El mundo se rige por falsedades y prejuicios. Todo es fachada. 

Lo cierto es que estoy ya tan cansada que ni me importa. Ya no me indigno como antes. Ya no me desvivo por personas sinceras ni me agobian los farsantes como lo hacían antes....
Estoy perdiendo mis valores, y realmente me preocupa. 
Si hay algo de mí misma de lo que siempre he estado orgullosa, es de mis valores. De lo que, para mí, es ético. Y es que hoy en día cuesta TANTO encontrar a alguien con tus mismos valores.... Pero estoy perdiendo eso. Me estoy perdiendo a mí misma.



Sólo quiero que todo esto acabe pronto.
Entregar lo poco útil que queda de mí, invertirlo. 
Algún día me sentiré orgullosa de mis actos....al fin y al cabo no soy una mala persona....
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
No soy una mala persona.
...

lunes, 21 de octubre de 2013












No hago más que escuchar a Armstrong decir que el mundo es maravilloso, 

pero no consigo creerle...

jueves, 5 de septiembre de 2013

Hasta que...

Llegar a casa. Tumbarme en el sofá, al regazo de mi madre. Llorar en frente del televisor y fingir que es por Anatomía de Grey. Pretenderlo.

Nos pasamos la vida huyendo, y no hay nada peor que vivir con miedo. Miedo a que ocurra aquello que siempre te ha aterrado. Y corres a otro pensamiento. Pero el caso es que aunque estemos siempre huyendo, las cosas pasan, porque sí, queridos mortales, todo en esta vida PUEDE pasar. Todo. Y estás todo el tiempo acojonado por aquellas cosas que pueden pasar, pero que únicamente existen en tu mente. Y al final solo vives a medias. La mierda de realidad, y la mierda de tu cabeza. 

Pero hay cosas que pasan....que pasan de verdad. Y ya no hay dónde huir, dónde esconderse. Y no te queda otra que afrontarlo. Puedes llorar, gritar y patalear todo lo que quieras. Sacar ese huracán de rabia y tristeza que te corroe, y aun así seguir mal. Asquerosamente mal. Porque aunque te pases toda la vida intentando afrontarlo, la realidad es, simple y llanamente, que la vida es injusta para todos.

No es hasta que ocurre de verdad, que te das cuenta de todo el tiempo que has perdido preocupándote, mientras no ocurría nada.



No quiero que ocurra. Nunca. Jamás.
No quiero que me pasen cosas malas.
No quiero que nada me duela. Que nada les duela...a nadie.
Pero como ya he dicho, las cosas pasan.

Solo necesito tiempo...más tiempo.

viernes, 30 de agosto de 2013

Huir



No hace mucho, quizás unos meses, mi madre me dijo que "debería dejar de preocuparme y empezar a ocuparme de las cosas".
En ese momento no lo comprendí muy bien, y a día de hoy aun estoy analizando la frase. Pero en fin, las madres siempre tienen la razón, ¿no?

Pero no.
Ya me gustaría dejar de preocuparme. En ningún momento lo quise. No puedo, simplemente, hacer que nada me importe...y ojalá pudiese. 
Ojalá pudiera mandarlo todo a la mierda y no tener que cuidar de nadie. No tener que estar siempre pendiente de lo que ocurre a mi alrededor. De lo que hace ése o lo que dice el otro. De quién se ha sentido ofendido por qué cosa. Del que lo está pasando mal ahora. No quiero tener que estar siempre en la sala de espera, impotente y con el corazón en un puño. No tener que salir corriendo cada dos por tres por una emergencia ajena. Odio tener que estar mandando mensajes de apoyo, tener que estar siempre ahí mientras nadie está aquí. Estoy harta de tener que ofrecer mi hombro para llorar, de tener que pasar los cleenex y que luego no me queden para mí. No quiero estar constantemente planificando sus futuros cuando aun no tengo claro siquiera qué voy a hacer con el mío.
Odio sus constantes quejas. Odio el sufrimiento de los demás, pero no de un modo caritativo, lo odio porque no lo aguanto, porque me quema por dentro vivir en un mar de reproches a todo. No quiero tener que cuidar mis palabras. Quiero llorar cuando me sienta triste, aunque sea llorar lo llorado, y no tener que taparme con el flequillo cada vez que tenga los ojos hinchados. Quiero poder cabrearme cuando me venga en gana. Chillar y aporrear la pared si me apetece. Quejarme de la mierda de día que he pasado y de cuanto me duele la espalda, sin que venga ningún soplapollas a decirme que su día ha sido peor, porque me importa una real mierda como le haya ido el día a cualquiera que no sea yo. Pero claro, eso sería feo y egoísta. 

En el fondo, lo único de lo que no me preocupo ni me ocupo, es de mí misma, porque al fin y al cabo, mi vida la forma todo lo demás.
Quizás me siento mejor así, dejando que me ampare la (mala)suerte. O quizás sólo deseo huir y dejarlo todo....y que le follen al resto.

domingo, 25 de agosto de 2013

Numb.

Pasan los días y el humo recubre el cielo. Todo sigue igual, va bien y a la vez no. Caigo en un estado de entumecimiento permanente y ya no distingo los minutos de las horas. ¿Han pasado semanas o meses? No sé. Me consumo en esta muerte lenta llamada vida. Sólo espero que mi esperanza sea de menos de treinta años, porque apenas llevo veinte y ya me parece insostenible. Quizás estoy un poco más masoquista que de costumbre, pero hoy es uno de esos días en los que nada importa, en los que el dolor es evidente y nada puede darte fuerzas ni ganas de esconderlo. ¡Hoy saldré a la calle y cantaré mis desgracias! Brindaré por la muerte y su dulce sabor, su amarga espera.

Y en realidad no están tan mal las cosas...no es la vida, soy yo, que no encajo en ella.
Dicen que es normal perderse de vez en cuando, perderse a sí mismo y las ganas, pero que con el tiempo se encuentra un motivo, una razón para seguir... Pues qué jodido mientras no lo encuentras. Todo parece sin sabor y en tonos grisáceos... Te tomas dos copas demás y se te pasa, y todo sigue apestando pero con algo de hielo para adormecer el dolor. Y aun te sigues preguntando qué cojones es aquello que te corroe. No es un dolor intenso, pero sí presente. Escuece un poco cada día. Puedes sobrellevarlo e incluso disimularlo la mayor parte del tiempo. Pero esto es como el dolor menstrual o las migrañas...lo aguantas mientras vas acumulando hijoputismo. Mientras empiezas a odiar todo aquél que no parece sufrir como tú lo haces. ¿Y entonces? Otra copa. Un cigarrillo detrás de otro. Pequeñas dosis de suicidio a largo plazo. 

Quizás me levante el lunes y se me haya pasado todo. Empezaré a hacer planes de futuro, me emocionaré creyendo que aun queda una chispa para mí, que no soy un caso perdido. Quizás haya luz al final del túnel... Pero llegará el miércoles y volveré a hundirme gradualmente en la misma mierda hasta tocar fondo el domingo. Y vuelta a la rutina.

domingo, 24 de marzo de 2013

Pim Pam Pum.


Cuando no crees en el futuro, no haces planes, no existe esa opción.
No es que no me apetezca, por supuesto soy soñadora, pero a intervalos cortos, ya sabes, "qué guay sería algún día hacer eso...llegar a aquello...y podríamos ir a...." y PUM, despierto, y entonces caigo en que el mañana es totalmente incierto, fuck logic, no? Pues así es....
Y no es que no crea en ti, en nosotros, en el resto...simplemente no creo en mí. No quiero llenarte de promesas a sabiendas que puedo despertar mañana con la tortilla del revés y dejarlo todo. Sabes que soy así... inestable.
Me dices de quedar luego, de ir al cine mañana, de hacer un viaje el mes que viene, de mudarnos algún día...la casa, el perro, ¿los posibles niños? De envejecer juntos, todo el pack, y, ¡joder! Que yo con lo del cine ya me había acojonado, ya me parecía el mayor plan de futuro que hubiese hecho jamás. Pensarás que soy una exagerada, pero tengo miedo. Porque cuando un sentimiento tan fuerte crece tan rápido, ¿quién me asegura que no se irá con la misma facilidad? Nadie puede jurarme que mañana seguiré igual de loca por ti, quizás mañana siga, simplemente, loca. Y la idea me aterra....me jode enormemente.
Quisiera poder decirte que sí a todo....que te llamo mañana, cenamos la semana que viene, podemos ir a la playa en verano y hacer muñecos de nieve en invierno. Podríamos hacer todas estas cosas, o quizás no. Quizás mañana ya no me gusta el amarillo, ya no amo los dulces, me tiño de castaño o quizás dejo de dibujar....Quizás al despertarme odio el mundo casi tanto como a mí. Quizás me despierto y he dejado de echarte de menos, de necesitarte en mi vida, de necesitar a nadie. Quizás, de repente, decido que prefiero morir sola, en una habitación sin ventanas llena de girasoles.
No lo sé. No lo sé.

Mi terapeuta dice que mi mayor problema no son mis sentimientos ni mis emociones, es el hecho de que quiero controlarlos. No los entiendo. Creo que no son normales, y como no son normales, no quiero sentirlos, no me permito sentirlos. Y eso crea un bucle de emociones reprimidas, a medio cocer. Entonces llega la ansiedad, el estrés, el miedo que pasa a ser pánico y PUM otra vez.
Y así, semana tras semana.

Y, como ya te he dicho....para los que no creemos en el futuro, no existen los planes, no existe la palabra "siempre", ni las oportunidades....nada. Sólo el ahora. Por lo tanto...vivamos el presente.
A lo peor en un par de horas me vuelvo a derrumbar.