viernes, 14 de septiembre de 2012

Lo más sensato es siempre lo más difícil

Al final el problema es siempre el mismo, la realidad se me estampa en la cara.
Así, sin más.
Resulta repugnante, humillante, cruel...y la mayoría de veces doloroso.
Y claro, lo más sensato sería darle la espalda
a todo.
Todo aquello que me angustia y me duele.
Al pasado.
A mi imaginación masoquista
que no hace más que torturarme con un intangible y desastroso futuro.
A la sensación de vacío...
de soledad en compañía.
Al auto-rechazo que desemboca en rechazo ajeno.
A los sentimientos destructivos.
Al amor corrosivo.
A la gente tóxica.
A los engaños y desengaños....

Al Miedo.

A todo esto, adiós....adiós y gracias por nada.
A partir de ahora miraré sólo hacia adelante
e intentaré generar pequeñas dósis de esperanza.

Sí....debería darle la espalda....
Debería.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Llámame tonta...


Me siento cansada, incluso me atrevería a decir que estoy agotada. Pero me aguanto, aun me falta llegar a casa, coger ese maldito metro y chuparme cincuenta minutos de trayecto... Bendito mi i-Pod y su infinita batería. Y bendita mi capacidad para abstraerme fácilmente.
El andén está medio vacío pero pega un calor para caerse de espaldas, lo que le faltaba a mi cuerpo cansado y a mi mente ya derretida, qué le vamos a hacer, menos mal que ya llega el tren, y menos mal que estás tú. 
Subimos, nos sentamos, pero nos volvemos a levantar para cederles el asiento a una pareja de ancianos - me gusta que te hayas levantado tú primero - y nos apoyamos en las barras metálicas. Silencio.
Tú también estás cansado, se te nota en los ojos y en el cuerpo. Apoyas tu cabeza en mi hombro, y parece que vayas a dormirte oliéndome el pelo, como sueles a hacer - des de que te conozco me lo lavo más -.
Me aferraría a este momento durante horas....pero te incorporas y empiezas a hablarme. Aunque me cueste concentrarme te escucho, pero no hago más que mirarte la boca y eso me impide bastante la tarea. Me debato en seguirte la conversación o callarte con un beso....analizo tus labios minuciosamente. El color, la textura, la humedad...la barba de un día asomando por las comisuras. De repente me pregunto si seguirán igual de sabrosos que cuando te besé apenas cinco minutos antes, y de golpe, sin darme cuenta, ya me encuentro a medio centímetro de ti, nariz con nariz. Nuestros piercings se rozan y sin más te beso. Y otra vez quiero detenerlo todo... ¿Dónde estará Casiopea en estos momentos?
Y después de este beso, viene otro y otro...hasta que llegamos a tu estación. ¿Por qué cuando voy contigo las paradas se acortan tan cruelmente? Dichoso espacio-tiempo siempre fastidiándome.
Nos despedimos y te bajas. Y de repente el aire acondicionado me parece jodidamente fuerte. Me pongo los auriculares y la reproducción en modo aleatorio. No me importa qué escuchar mientras no me oiga...

Y ahora me encuentro aquí, un poco más pequeña, un poco más sin ti. Aferrada a la barra metálica del metro. Tengo miedo de caerme...o de tirarme, no estoy segura. Tu ausencia me ataca y mi indiferencia no está a la altura. Y me acuerdo de tus labios....mierda, ¡como me gustan! Debería haberte besado más.... Acaricio los míos con la punta del dedo, lentamente, buscando el recuerdo de los tuyos.... debo de parecer tonta, o hambrienta - en cierto modo lo estoy -.

Despierto de mi pequeño letargo a tu boca y suena una canción moñas, una canción que podría ser la nuestra pero no lo es, porque no somos la clase de pareja que tiene canción propia - o por lo menos, no una bonita -. No me importa y me río...o eso creía hasta que he visto mi reflejo en la puerta del metro, impune, insensible. Y mi estación que no llega...

Pues nada, me voy otra vez a visitar tu cuerpo. 
Llámame tonta, pero me encantan estos letargos...seguro que mañana despierto besando la almohada.

domingo, 2 de septiembre de 2012

LoveSelf

Perdóname por no perdonarme por existir.
Olvida que me olvido de mí misma y de quién soy,
de cómo soy.
Si puedes pasar por alto el hecho
de que me duele oírme respirar,
yo pasaré por alto mi dolor.
Me obligaré a sonreírme en el espejo.
Intentaré llorar menos...
(dos veces por semana, es mi última oferta).
Abrazaré mi existencia.
Me abrazaré a mí misma...
sin arañarme en el intento.
De verdad que lo haré
y quizá con el tiempo
llegue a creer que soy sincera con mi yo.

A cambio
sólo acéptame.
Tan sólo eso....
y quizás llegue a quererme como tú lo haces.