domingo, 26 de agosto de 2012

Glaciar.

Me ataca.
Me ataca con su dulzura.
Y no se da cuenta de que, mientras me mira, no hago más que pensar en lo forzada que me parece su mirada, que no me engaña con su fachada de 'tipo encantador', que no me conquistará....
y en lo poco que me creo eso.

Esquivo cada pensamiento que conlleve una emoción, la que sea, hacia él.
Y lo intento con todas mis fuerzas...pero fracaso, como en la mayoría de cosas que intento...

Su calor me traspasa, y derrite hasta la tercera capa de mi piel (¿epidermis? ¿hipodermis? nunca me acuerdo...) incluso mucho más....hasta las entrañas, hasta la patata congelada que tengo entre las costillas, y me sorprendo tanto al oír mi fosilizado corazón tratando de contraerse que me lleva a preguntarme: ¿alguna vez latió antes? ¿o fue sólo el eco del amor rozándole? Y la escarcha cristalina que lo rodea se agrieta poco a poco, cual verdes hojas al llegar el otoño ('autumn' el colmo de lo romántico...).

Déjalo, no mires más, disimula....ponte los auriculares, busca la canción más moñas que encuentres y finge que no piensas en él mientras la escuchas (y mucho menos mientras se te eriza la piel).
Sí, será lo mejor....¡que no me descubra!

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